Hagamos caso a Teresa en sus consejos sobre el frío y cuidarse la salud, “pues si el cuerpo se desrrueca, todo se pierde”
Pésame harto de su mal. Temprano le comienza a hacer mal el frío. Yo estoy mejor que ha años que estuve, a mi parecer, y tengo una celdilla muy linda, que cae al huerto una ventana, y muy apartada. Ocupaciones de visitas muy pocas. Si estas cartas me dejasen, que no fuesen tantas, tan bien estaría que no era posible durar, que así suele ser cuando estoy bien. A tener a vuestra merced acá, no me faltaba nada; mas, como Dios me haga merced de darle salud, esto bien se pasará. Dios le pague la cuenta que tiene con mi salud, que harto me ha quitado la pena de ver que vuestra merced pasa también por mi estada acá. Espero en Dios no será tanto que me deje de alcanzar el frío de Ávila. Al menos por el mal que me había de hacer yo no lo dejara ni me detendré un día, que, cuando Dios quiere, en toda parte da salud. ¡Oh, cuánto más para mi contento deseo la de vuestra merced! Dios se la dé como puede.
Carta 172, 2; a don Lorenzo de Cepeda, Toledo 2 enero 1577
No será malo, cuando alguna vez despertare con esos ímpetus de Dios, sentarse sobre la cama un rato, con que mire siempre tener el sueño que ha menester su cabeza (que aunque no se siente, puede venir a no poder tener oración), y mire que procure no sufrir mucho frío, que para ese mal de ijada no conviene
Carta 115, 16; a don Lorenzo de Cepeda, Toledo 24 julio 1576