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Santa Teresa y su relación con otros religiosos
“Llegando a la posada, supe que estaba en el lugar un fraile dominico, muy gran siervo de Dios, con quien yo me había confesado el tiempo que había estado en San José. Porque en aquella fundación traté mucho de su virtud, aquí no diré más del nombre, que es el maestro fray Domingo Bañes. Tiene muchas letras y discreción, por cuyo parecer yo me gobernaba, y al suyo no era tan dificultoso, como en todos, lo que iba a hacer; porque, quien más conoce de Dios, más fácil se le hacen sus obras, y de algunas mercedes que sabía Su Majestad me hacía y por lo que había visto en la fundación de San José, todo le parecía muy posible. Diome gran consuelo cuando le vi; porque con su parecer todo me parecía iría acertado.”
- Santa Teresa de Jesús. Libro de las Fundaciones. Texto sobre el padre fray Domingo Báñez.
Fragmento del capítulo III:
Por qué medios se comenzó a tratar de hacer el monasterio de San José en Medina del Campo.
“En este tiempo vino a este lugar el padre Francisco, que era duque de Gandía y había algunos años que, dejándolo todo, había entrado en la Compañía de Jesús. Procuró mi confesor, y el caballero que he dicho también vino a mí, para que le hablase y diese cuenta de la oración que tenía, porque sabía iba adelante en ser muy favorecido y regalado de Dios, que como quien había mucho dejado por Él, aun en esta vida le pagaba. Pues después que me hubo oído, díjome que era espíritu de Dios y que le parecía que no era bien ya resistirle más […] Como quien iba bien adelante, dio la medicina y consejo, que hace mucho en esto la experiencia.”
- Santa Teresa de Jesús. Libro de la Vida.Texto sobre san Francisco de Borja Fragmento del capítulo XXIV:
Prosigue en lo comenzado, y dice cómo fue aprovechándose su alma después que comenzó a obedecer, y lo poco que le aprovechaba el resistir las mercedes de Dios, y cómo Su Majestad se las iba dando más cumplidas.
“¡Y qué bueno nos le llevó Dios ahora en el bendito Fray Pedro de Alcántara! No está ya el mundo para sufrir tanta perfección. Dicen que están las saludes más flacas y que no son los tiempos pasados. Este santo hombre de este tiempo era; estaba grueso el espíritu como en los otros tiempos, y así tenía el mundo debajo de los pies. Que, aunque no anden desnudos ni hagan tan áspera penitencia como él, muchas cosas hay para repisar el mundo, y el Señor las enseña cuando ve ánimo. ¡Y cuán grande le dio Su Majestad a este santo que digo, para hacer cuarenta y siete años tan áspera penitencia, como todos saben!”
- Santa Teresa de Jesús. Libro de la Vida.Texto sobre san Pedro de Alcántara Fragmento del capítulo XXVII:
En que trata otro modo con que enseña el Señor al alma y sin hablarla la da a entender su voluntad por una manera admirable. Trata también de declarar una visión y gran merced que la hizo el Señor no imaginaria. Es mucho de notar este capítulo.