«Estando aquí yo, todavía tenía cuidado de los monasterios de los frailes. Y como no tenía ninguno, como he dicho, no sabía qué hacer. Y así me determiné muy en secreto a tratarlo con el prior de allí para ver qué me aconsejaba, y así lo hice. Primero o segundo domingo de adviento de este año de 1568 (que no me acuerdo cuál de estos domingos fue), se dijo la primera misa en aquel portalito de Belén, que no me parece era mejor» Así explicaba Santa Teresa de Jesús en su libro de las Fundaciones (cap 13 y 14) el inicio de su reforma en los frailes carmelitas. Porque «todo era comenzar», indica la Madre Teresa. Echar a andar como fuera, con lo mínimo, y dejar crecer la simiente. Una simiente que apenas sembrada empieza a dar fruto. Es el sueño de Teresa de expandir la experiencia del primer convento del Carmelo Descalzo, San José de Ávila, también entre los varones. Porque sabe lo importante que es tener hermanos, frailes que puedan acompañar, compartir la vida y el espíritu de familia, el «estilo de hermandad y recreación que tenemos». Dentro de ella late un fuerte sentido eclesial, el compromiso de hacer lo que pueda por Cristo. Multiplicar pequeños grupos, no solo de mujeres orantes sino de frailes que además fueran letrados y predicadores. Al fondo está siempre el deseo del «bien de las almas»
El 28 de noviembre de 1568, en Duruelo, un pequeño convento apartado, enclavado en medio de la comarca de La Moraña Baja, se establece la primera comunidad de Carmelitas Descalzos. Gracias a fray Juan de la Cruz, a fray Antonio de Jesús y a un tercer hermano, fray José de Cristo, se inicia la Descalcez masculina.
En los frailes, que disfrutaban la pobreza y la soledad, tenían «gran contento» y «un gozo interior muy grande» y en las gentes del lugar, porque empezaron a tener mucho crédito por «el gran bien que hacían en aquellos pueblos» (posiblemente llegaran hasta Narros del Castillo, Mancera y tal vez Bóveda y algunos pueblos más, que ya has visitado o que, seguramente, visitarás). «Iban a predicar a muchos lugares que están por allí, que por esto también me holgué se hiciese allí la casa. En tan poco tiempo era tanto el crédito que tenían, que a mí me hizo grandísimo consuelo cuando lo supe”, nos sigue describiendo Santa Teresa.
Así fueron también los primeros pasos de los frailes carmelitas descalzos, hoy extendidos por 70 países de los cinco continentes. En 1947 Santa Maravillas de Jesús fundó el actual convento de monjas carmelitas descalzas. En el lugar primitivo se construyó una pequeña ermita, y a principios del presente siglo, se recuperó lo que queda el antiguo convento del s. XVII. En este lugar se saborea la soledad, el recogimiento y sencillez de aquellos pasos primeros.
Este año se cumplieron los primeros 450 años de esta 1ª fundación del Carmelo reformado masculino. Un hecho que ha sido el punto de partida para la programación y posterior realización, por parte de la Asociación Cultural centro Católico san Juan de la Cruz de Fontiveros, de un año lleno de actos que intentaban homenajear al paisano más ilustre de la villa de Fontiveros, y conmemorar este hecho que cambiaría la visión de una orden y la vida de la Iglesia del s. XVI.
Después de las actividades realizadas en el mes de Mayo y a lo largo del I Año Jubilar Teresiano, del 23 al 28 de noviembre tuvieron lugar las jornadas más centrales de esta conmemoración. El viernes, La Institución Gran Duque de Alba organizó una charla en el Auditorio del Espacios san Juan de la Cruz, a cargo del Dr. En Historia Medieval, D. José Antonio Calvo, sobre el contexto histórico en las fundaciones de Santa Teresa (1562-1582), en la que se habló de la España que vivió Teresa y Juan de la Cruz en el s.XVI, de Felipe II y la trascendencia de la Reforma y Contarreforma dentro de ese mundo que les tocó vivir.
El sábado, el coro “A zaga de tu huella” de los Carmelitas Descalzos de Toledo, interpretó en el centro parroquial “La ermita” el retablo poético-musical “Para siempre, siempre, siempre”, escenas de la vida de Santa Teresa de Jesús, intercaladas con canciones que musicalizaban estos momentos de vida y alguna de sus poesías.
Llegó el turno, en la jornada del domingo, de los poetas y rapsodas. El grupo Musas de Salamanca enseñaron a los asistentes al auditorio del espacio san Juan de la Cruz, las tres grandes vías de la mística (purgativa, iluminativa y unitiva) a través de la belleza de las palabras, de los versos de Teresa y Juan, con su espectáculo “Fontiveros en Adviento y la Mística en estado de gracia” .
Terminaron los actos de conmemoración de este 450 aniversario de la 1ª fundación de san Juan de la Cruz, con una visita, precisamente, a Duruelo. El miércoles 28, los Propios Juan y Teresa (Juan Carlos Hernández y Sara Guerra) contaron a los peregrinos a Duruelo, cómo se conocieron en Medina del Campo, cómo la Madre Teresa convence a fray Juan para que continuara su labor reformadora, y cómo logran poner en marcha el monasterio de Descalzos en “un portal razonable y una cámara doblada con su desván, y una cocinilla, que asemejaba al portalico de Belén” como dijo la Madre Teresa. Después, en la capilla del actual convento de Madres Carmelitas, una Eucaristía concelebrada por Padres Carmelitas y Sacerdotes de los pueblos por los que discurre la ruta De la Cuna al Sepulcro, puso el punto y final a tan grande conmemoración.